Brillas y yo ya no te miro, miro como es que te miran, mientras vos me miras. Como un demente te persigo con la lente de otra gente, de egoísta no te vivo, teniéndote hermoso enfrente. Y hoy contribuyo lo sé, con ese karma, de andar topándome con desafíos, que desafían el carácter del cabrío, lejos de funcionar como una alarma. Pasó lo peor de la tormenta y no me voló el peluquín. Necesito contarme alguna historia que haga surgir algo del fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario